miércoles, 12 de mayo de 2010

Inicios del Pianismo en México: Elízaga y Goméz

El primer mexicano que se sabe ocupó el piano de manera profesional es José Mariano Elízaga (1786-1842). Inició su instrucción musical a muy corta edad, obteniendo la protección del Conde de Revillagigedo y, posteriormente, del Cabildo de la Catedral de Valladolid, quien le compró un piano, el mejor que podía comprarse en la ciudad de México en ese entonces. Lo que se puede mencionar es que Elízaga se dedicó, en mayor medida, a la enseñanza y la composición, con una proyección como intérprete virtuoso muy limitada[1].
Desafortunadamente, casi toda la música de Elízaga está perdida. Se sabe que una gran parte de su producción musical fue religiosa. Además, compuso música patriótica: en 1813 escribió Canción a Morelos. Sin embargo, de todas sus composiciones sólo se conoce un arreglo realizado en 1866 de su Misa en La Mayor.
Por su parte, el pianista José Antonio Gómez (1805-1870) participó en la compañía del célebre cantante español Manuel García gracias a sus habilidades musicales, al leer a primera vista El Amante Astuto, de la autoría de García, ganándose el respeto del mismo, aunque sus participaciones como concertista fueron prácticamente nulas. Su principal contribución al pianismo nacional fue la composición de una pieza escrita en 1841, y que, en su tiempo, causó gran furor: las Variaciones sobre el tema del jarabe mexicano. Dicha obra resulta el primer intento de inclusión de un tema nacionalista dentro de la música de arte, preparando el campo para trabajos posteriores de Ituarte, Ortega y Ponce, quienes formaron parte de la revolución musical nacionalista del siglo XX[2].
Cabe señalar que en la época de Elízaga y Gómez, los primeros formadores del pianismo nacional, los músicos eran autodidactas y se basaban en sus talentos e inclinaciones naturales, abandonando prontamente sus esfuerzos, por falta de aliciente y enseñanza, sin llegar a meta alguna. Sin embargo, hubo algunos músicos que, pese a las circunstancias adversas, se empeñaron por destacar en el ámbito musical. Tal es el caso de Aniceto Ortega[3], de quien se hablará en otra entrada.
Referencias
[1] Velazco, J. El pianismo mexicano del siglo XIX. Anales II E50, UNAM, 1982, pp. 205-239.
[2] Ibid.
[3] Ibid.

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