miércoles, 12 de mayo de 2010

Julio Ituarte: “El genio no tiene que someterse a la férula de la mediocridad”

Julio Ituarte (1845-1905), discípulo de Tomás León, comenzó su carrera como pianista poco antes de los quince años. Posteriormente llevó a cabo gira de conciertos, presentándose en Veracruz y la Habana, entre otras ciudades. Se interesó por ampliar su técnica pianística, pidiéndole consejos a un pianista español, de apellido Lapuente, quien le negó su ayuda. Posteriormente, Gonzalo Núñez, otro pianista nacido en España, estuvo dispuesto a enseñarle al mexicano todo cuanto éste estuviera interesado en aprender. Además, con Melesio Morales estudió armonía y contrapunto. Dicha instrucción convirtió a Ituarte en brillante virtuoso, formidable lector a primera vista, y destacado maestro y compositor[1].
Un dato curioso es que, en 1877, el director de orquesta de la compañía de Ángela Peralta dirigió sin partitura, es decir, “de memoria”, el estreno mexicano de Aída, de Verdi. Lo anterior impresionó a Ituarte de tal manera que, a partir de entonces, decidió ejecutar todos sus conciertos de memoria, convirtiéndose en el primer pianista mexicano que realizó dicha faena ante el público. De igual forma, durante varios años fue profesor de piano en el Conservatorio. También en 1877, su zarzuela Gustos y Sustos se presentó con gran éxito. Posteriormente volvió a realizar gira por México y Cuba. Una frase célebre que utilizó para defender a un pianista polaco de las críticas mexicanas fue: “El genio no tiene que someterse a la férula de la mediocridad”[2].
Entre 1880 y 1885, Ituarte tomó una serie de melodías populares mexicanas, como el palomo, las mañanitas, el güajito, el perico, los enanos, el butaquito, varios jarabes, entre otras, y las mezcló para obtener su obra Ecos de México, que se convirtió en extremadamente popular. Dicha obra lo coloca como un verdadero precursor del nacionalismo mexicano[3].
Entre sus obras para piano, cabe destacar: La Tempestad, La Aurora, La Ausencia, Las golondrinas, Perlas y flores, y El artista muere, así como una colección de cien danzas, publicada con el nombre de El bouquet de flores.
En una crónica de 1875, publicada en la Revista Universal, se describe a Julio Ituarte de la siguiente manera:
Ituarte es en el piano mucho más que un aficionado distinguido; es un maestro notable y concienzudo. El afán de brillar en la ejecución, apaga por lo común en los pianistas el germen suave del puro sentimiento tanto más bello que una inútil y común agilidad. Ituarte ha alcanzado ésta sin que aquél se haya extinguido; hay en su manera de ejecutar una seguridad, una delicadeza, un buen gusto, una ternura que rara vez logran vivir vida común en muy aventajados ingenios musicales. Bien mereció Ituarte los aplausos calurosos que la concurrencia tuvo para él[4].
Referencias
[1] Velazco, J. El pianismo mexicano del siglo XIX. Anales II E50, UNAM, 1982, pp. 205-239.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Zanolli Fabila, B. Julio Ituarte: ecos de un notable músico mexicano. Clave de Sol, pp. 54-55.

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